Los animaliztas se exceden y caen en la irracionalidad cuando por defender a ultranza a los animales llegan a odiar y desear la muerte de aquellos que no los respetan. La defensa de los animales debe tener ciertos límites como el de la cordura y la sensatez, porque aún estando en nuestro derecho de defender nuestras opiniones al respecto, no sería lógico que nos enfrentáramos entre nosotros por discrepar en nuestras opiniones acerca del trato a los animales. Ya existen leyes que impiden el maltrato a los animales y hemos de pedir que se cumplan
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